Millones de discos se publican cada año, pero muy pocos destacan a nivel mundial y aún menos consiguen trascender además los límites temporales para convertirse en clásicos y sacudir las líneas maestras de la historia musical. En 1991, la banda estadounidense Nirvana consiguió esa hazaña con el disco "Nevermind".
El 24 de septiembre de 1991, la misma semana en que se lanzaba otro de los discos seminales del nuevo rock, "Screamadelica" de Primal Scream, salió al mercado “Nevermind”, el segundo disco de la banda Nirvana, con unas previsiones de venta de 50.000 unidades, pronto desbordadas.
Los logros
"Nevermind" estuvo agotado durante semanas y, a pesar de ello, terminó colocando diez millones de copias en su país y 20 más en el resto del mundo. Eso, tras desalojar del número 1 de la lista de la revista especializada Billboard al mismísimo Michael Jackson, que en aquel momento triunfaba con "Dangerous".
El líder y cantante Kurt Cobain, el bajista Krist Novoselic y el baterista Dave Grohl pasaron de patearse EE.UU. en pequeñas salas y festivales a convertirse en megaestrellas de la música, con 70.000 personas aguardando ante el escenario a los nuevos amos del "grunge", nombre del estilo musical que abanderaron y que deriva de "sucio".
Según los expertos, su principal logro radicó en modernizar la forma y fondo del rock -que en aquel momento se sacudía al son de los melenudos y metaleros Guns N' Roses-, lo aproximó al movimiento "indie", más popero por aquel entonces, y consiguió que los medios comerciales se plegaran a ellos, una barrera hasta entonces infranqueable para la música alternativa.
El cronista musical Steve Lamacq, de la revista NME, escribía ya por aquel entonces: "'Nevermind' es un disco para la gente que quiere que le guste Metallica, pero que no puede procesar su falta de melodía, al tiempo que hace suyos algunos de los logros en este ámbito de los Pixies, dotándolos de músculo nuevo".
La grabación
Uno de los elementos clave del disco fue la producción de Butch Vig, conocido posteriormente como miembro de la banda Garbage. Su experiencia como baterista determinó su elección y el sonido resultante del álbum, muy centrado en la percusión.
En el proceso final de remezclas contaron además con Andy Wallace, quien se empeñó en separar la guitarra de la batería para hacerlo aún más poderoso en las escuchas radiofónicas.
"Nevermind" se cocinó entre abril de 1990 y mayo de 1991, en los Smart Studios de Wisconsin y los estudios Sound City de Los Angeles.
Charles R. Cross, periodista especializado en la escena musical de Seattle, recoge en su biografía de Cobain declaraciones del productor sobre aquellas jornadas, marcadas por el nerviosismo y el consumo masivo de alcohol y que abarcaban desde las tres de la tarde hasta la medianoche, cuando iniciaban sus correspondientes vigilias de desparrame.
Vig recuerda además los cambios de humor de Cobain y su frustración en algunos momentos de la grabación, como cuando estrelló una guitarra contra el suelo.
El desodorante que lo cambió todo
La sorpresa de aquellas sesiones llegó cuando la banda tocó una composición nueva del carismático cantante, "Smells Like Teen Spirit".
El peculiar título provenía de una marca de desodorante, que utilizaba una de las integrantes de otra banda de rock. Tras una noche de juerga, una de las chicas escribió con graffiti sobre una pared: "Kurt huele a 'Teen Spirit'". Aludía así al hecho de que el cantante de Nirvana había pasado la noche con su compañera de grupo.
De esa canción surgió además el título definitivo del álbum (en un principio se barajó "Sheep"). Según Kurt, "Nevermind", escrito todo junto, reflejaba sus sentimientos acerca de la vida ("never mind" significa "no importa") y destacaba su incorrección gramatical.
Himnos generacionales
Sorprende que todo aquel fenómeno fuese desatado por aquel joven rubio y atractivo, pero de aspecto frágil, poco aseado y enfermizo, que apenas dos años antes no era contratado ni para limpiar residencias caninas y que, a unas semanas de la publicación de "Nevermind", se veía forzado a dormir en su auto.
Pero aquel desastre andante, que no era capaz ni de pagar la renta de su apartamento, sí supo condensar como nadie la frustración de la generación de los años 90.
Las suyas eran en general canciones desesperanzadoras, en parte fruto de las secuelas mentales que le dejó el divorcio de sus padres y de los tremendos dolores de estómago que sufría y que comenzó a mitigar con drogas.
A ello se añadía su particular manera de cantar, sin apenas vocalización, lo que acentuaba la sensación de rabia, remordimiento, desesperación y súplica que llenaba éxitos como"Come As You Are" o "Lithium".
Finalmente, la época de "Nevermind" constituyó además un momento fundamental fuera de lo musical, pues inició su apasionada y tormentosa relación con Courtney Love, también madre de su hija, y se inició en el consumo de heroína, lo que con el tiempo le introduciría en una espiral de decadencia absoluta.
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