El rey era también el mayor coleccionista de armas del
rock, muchas de las cuales aún adornan las paredes de su mansión,
Graceland. Dispararle a los aparatos de televisión era uno de sus
pasatiempos favoritos. Cuando le presentaron al Presidente Nixon,
Presley le regaló un Colt 45. A sus novias también las agasajaba con
revólveres. El día que supo que sus guardaespaldas Red y Sonny West
habían publicado un libro titulado Elvis: What Happened? (Elvis: ¿Qué
sucedió?), en 1976, Presley, tras esnifar una buena cantidad de cocaína y
bien pertrechado con un cinturón cargado de pistolas, despertó a parte
de su personal al grito de “¡Arriba! ¡Vamos a cazar cabezas! ¡Vamos a
matar a esos hijos de ****!”
No hay comentarios:
Publicar un comentario