En algunos lugares para saber qué depara el
año se arroja un zapato al aire y se
observa cómo cae. Si éste lo hace de lado, la suerte tendrá sus pros y
sus contras; si cae derecho, es signo inequívoco de buena ventura; pero si cae
boca abajo, se cree que nada saldrá bien.
Otra forma de saber cómo será el año que
comienza, y que se hace aún en algunas regiones de Europa, consiste en fijarse
en el primer hombre que pase junto a la puerta de casa. Si éste es moreno, el porvenir se muestra
halagüeño, pero, si es pelirrojo, no se considera tan bueno.
También existe el ritual de colocar bajo la
almohada tres papelitos con las palabras «bueno, malo, regular»; al despertar se
coge uno, y lo que indique describe cómo será el año.
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