Carlos Noguera: Su obra y su visión de lo artístico


Trabajar musicalmente sobre textos de poetas, en realidad, tiene una larga tradición en el campo hispanoamericano.
Una de las figuras destacadas es el cantautor español Paco Ibáñez, quien nos visitara hace unos años y deleitara al público con sus temas basados en poemas de Juan Goytisolo, Rafael Alberti, Gabriel Celaya y de clásicos del Siglo de Oro. Joan Manuel Serrat hizo lo propio con Miguel Hernández y Antonio Machado. Poemas, canciones y cantautores que han trascendido sus lugares de origen y las décadas, pues llevan unos cuarenta años con la guitarra y la mochila recorriendo caminos.
Carlos Noguera se ubica con comodidad en esa tradición, ya que desde los años 70 viene trabajando sobre textos poéticos de diversos autores, a los que puso música. Incluso en proyectos más ambiciosos como cantatas musicales. Pero, además, fue un activo impulsor de espacios o agrupaciones como Nueva Alianza, que llevó la música a parroquias de Asunción en esa década, y ya en los 80 los celebrados festivales Mandu'arã, que supieron conectar a los jóvenes con la música de nuestros artistas. Y que constituyeron, a la vez, espacios de resistencia cultural a la maquinaria represiva de la dictadura stronista. Por lo cual Noguera, como otros artistas de la música, sufrió censura y detenciones.
Aun así, el régimen no pudo evitar que canciones como Canto de esperanza se convirtieran en un himno de liberación coreado por el público en los teatros y manifestaciones callejeras. A los que se sumaron otras como Color del alba (texto de Romero); Viva (Noguera); Hazme un sitio a tu lado (Marcos); y, en coautoría con Maneco Galeano, Víctor Libre, homenaje al cantautor Víctor Jara, asesinado en Chile en 1973.
Su nuevo trabajo, el cedé Viaje hacia la nostalgia, es un despliegue de recursos musicales que cuentan con arreglos y dirección orquestal de Mauricio Pinchi Cardozo Ocampo. Escogió textos que van de lo lírico (El beso de la estrella, Roa B.; Techo lunar, Gómez Sanjurjo); a lo social (Pilar Paredes, Romero) o a la nostalgia (Elegía a René Dávalos, Marcos), para musicar.
--¿Cuál es la motivación principal para este nuevo disco?
--El título surge de un poema de Emilio Pérez Chaves que yo había musicalizado hace unos años, pero que aún permanecía inédito. Creo que no hay una motivación especial para la grabación de unas canciones, sino más bien una necesidad de expresar sentimientos que uno lleva en el corazón, y en este caso es rendir un homenaje a los poetas, tal vez los más sacrificados trabajadores culturales y al mismo tiempo, en algunos casos, los menos reconocidos, un homenaje de rencuentro y de admiración, ya que la música es también, de alguna manera, poesía.
--¿Musicalmente supone una nueva fase en tu producción?
--Sí. Cada disco es diferente porque representa diferentes momentos de mi vida, y al mismo tiempo yo soy partidario de la interacción entre los diferentes ritmos y géneros musicales, más allá de lo estrictamente tradicional. Las experimentaciones musicales suelen ser ricas en colorido y dejan muchas enseñanzas a los diferentes actores en una grabación. Por encima de los océanos, por ejemplo, toma algunas cosas del rock, pero no es una música de rock en sí. Hace algunos años trabajé, en algunas grabaciones, con Rolando Chaparro, que es un ícono del rock paraguayo, pero muchas de las grabaciones que hicimos aún permanecen inéditas.
--¿El material no incluye ninguna canción con letra tuya?
--No incluí ningún texto mío porque es un homenaje a los poetas y yo no me considero un poeta. Creo que la poesía es el género literario más difícil, como decía Augusto Roa Bastos, y yo apenas soy un letrista de algunas de mis propias canciones. Nunca pretendí ser un poeta, porque entiendo que eso es algo que está por encima de mis posibilidades. Es decir, cualquiera es poeta a los 20 años. ¡Lo difícil es ser 20 años poeta!
--¿Cómo fue trabajar con intérpretes de estilos distintos?
--Fue una experiencia muy rica y que me dejó muchas enseñanzas. Diferentes estilos, sensibilidades y forma de ver y sentir la música. Yo traté de dar a todos y a cada intérprete la canción en la cual podían expresarse mejor, de manera tal que se sintieran más cómodos y se pudiera así obtener el mejor rendimiento de ellos, en función a la autenticidad del disco.
--¿Cómo ves la producción musical actual?
--Creo que hay muy buenos músicos y, sobre todo, hay muchas mujeres dedicándose a la música en forma profesional. Hay talentos jóvenes que se están abriendo camino en este difícil menester. A menudo sufren los mismos problemas que teníamos nosotros. El de una sociedad que se niega a reconocer el profesionalismo, que pretende que el arte sea solamente un hobby.

Desafíos de jóvenes y figuras admiradas

--¿Cuál sería el principal desafío para jóvenes músicos?
--Abrirse paso entre una maraña de dificultades y crear un espacio donde puedan mostrar sus obras, debatir sus ideas, practicar la solidaridad, no solo con sus colegas, sino también con los sectores más carenciados de la sociedad. Tener la capacidad de leer correctamente la realidad para poder expresarla en sus obras y no perder nunca la capacidad de soñar con un mundo mejor.
--¿A qué músicos admirás?
--Sería una larga lista. Me interesa la obra de muchos autores y puede decirse que cada uno de ellos tiene su valor. En la diversidad está el atractivo de la música. Yo escucho de todo, incluso aparte de la música latinoamericana y europea me gusta mucho la música tradicional africana y también la asiática, especialmente la de un país como India, con sus milenarias tradiciones. En Paraguay creo que los nombres de Agustín Barrios Mangoré y José Asunción Flores representan las cumbres de la música paraguaya y un ejemplo para las nuevas generaciones de artistas.

Sobre políticas culturales y Mercosur

--¿Existe desde el Estado un impulso a la industria musical?
--Creo que no. A veces el Estado apoya esfuerzos individuales, pero los presupuestos que se siguen otorgando a la cultura son escasos comparando con otras áreas, como por ejemplo los militares, que poco o nada aportan y, sin embargo, reciben grandes cantidades de dinero para la compra de armas y otros gastos superfluos. Es una vergüenza que en el país siga existiendo el servicio militar obligatorio.
--¿El Mercosur es un espacio posible para el artista?
--El Mercosur, nombre ridículo porque los pueblos no pueden unirse solo en función del mercado, es por el momento pura fachada para que Brasil y Argentina puedan presentarse al mundo como líderes regionales. Es necesaria una profunda revisión del tratado y muy bien esto podría darse desde los sectores culturales de los países integrantes del mismo. Por el momento, los sectores artísticos y culturales permanecen arrinconados dentro de una estructura burocrática que dificulta, en lugar de facilitar, la labor de los trabajadores culturales.

Fuente: Ultimahora

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